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jueves, 25 de julio de 2013

Mitos y Leyendas Del Mar Peruano

En todas partes del mundo, sobre todo en la antigüedad, el hombre ha construido mitos para explicar su génesis, la aparición de montañas, lagos, plantas y otras cosas.
Estos mitos han sobrevivido por la tradición oral, que sigue en el imaginario popular. Recopilaron los cronistas.

La Aparición de Viracocha

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Para el antiguo poblador peruano-época prehispánica- la génesis de la Tierra fue obra del dios Kon Tiksi Wiraqocha, que significa Kon=fuego; Tiksi= fundamento y Wiraqucha (o wayra qucha)= viento sobre las espumas del lago. Un hombre, de tez blanca y tamaña estatura, de ojos grandes, que hace cuatro milenios emergió de la nada y enseñó a los habitantes de las tierras andinas los valores éticos: de la solidaridad, la reciprocidad, el desprendimiento, respeto a la naturaleza. Y, a cultivar la tierra, cuidando el agua y sus potencialidades.Alguna versión refiere que apareció de las aguas del lago Titicaca,compartido por Perú y Bolivia en la fecha, entre espumas y vientos agitados.

Naylamp llega por el mar

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Navegando desde el Oeste, llegó un intrépido personaje, llamado Naylamp a las playas de Lambayeque. Lo acompañaba un gran séquito y una corte espléndida. Portaban la escultura de la deidad llamada Ñam Pallac. Étimo que dio origen al topónimo 'Lambayeque'. Por varios años realizaron avanzadas de conquista , extendiendo su dominio por amplios sectores de la costa de Lambayeque. Impulsaron el culto de Ñam Pallac, le erigieron en su honor un santuario, en el sitio denominado Chot. En las fiestas que le dedicaban, tañían caracoles-a modo de trompetas- que derramaban polvos de esas conchas de mar , en calidad de sustancia sagrada.Un día menos pensado, Naylamp desapareció, abriendo sus alas remontó hacia lejanías insondables. Hasta ahora esperan su retorno.

La Leyenda del Río Hablador


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Hace mucho, pero mucho tiempo, vivía en la cima celestial el dios sol, conocido también como Inti. Un joven de gran postura y sumamente bondadoso llamado Rimac, quien de cuando en cuando bajaba al mundo de los humanos a contarles bellas historias, por lo que era muy querido y reverenciado.

Un día que acompañado de los demás dioses miraba hacia la tierra por las ventanas del palacio dorado, vio que los llanos junto al mar eran azotados por una grave sequía; las hierbas, las flores y los árboles se marchitaban y los hombres y animales morían de sed.

Los dioses se alarmaron y acudieron al dios Inti, su padre, a pedirle que librase a los hombres de la costa, de aquella horrenda sequía. Pero el Inti les dijo que era imposible, pues según las leyes celestiales solo sacrificando a uno de ellos en el altar de fuego podrían conseguir agua.

Los dioses callaron, sin embargo ante la sorpresa de todos, Chaclla, la mas bella y virtuosa de las hijas del sol, poniéndose delante de su padre se ofreció valientemente ante el sacrificio.

Rimac que adoraba a su hermana, se arrodilló implorante y pidió a Inti que lo sacrificase a él en vez de ella, pero Chaclla, aun cuando agradecía su gesto, no aceptó aduciendo que los hombres echarían de menos las bellas historias que aquel sabía contarles. Mas Rímac insistió, finalmente a ruego de ambos y ante la resignación de Inti, los dos se dirigieron al altar de fuego para el sacrificio. El dios sol pudo así hacer llover la tierra.

Agradeciendo a los cielos, los yungas, así llamados antiguos hombres de la costa, recibieron el agua jubilosos. Rimac y Chaclla, envueltos en infinidad de gotas caían sobre las montañas cercanas al gran valle de Lima, y convertidos en un tormentoso río corrían, jugando y riendo, hacia el mar. Una vez allí, elevándose en forma de nubes, persiguiéndose, llegaban al cielo para vaciarse de nuevo.

Pero eso duró solo cuarenta noches, al cabo de los cuales, Chaclla quedó convertida para siempre en lluvia y Rimac en el mas bullicioso río de la costa peruana.

Cuenta la leyenda que quienes suelen sentarse a orillas del río Rimac y se ponen a escuchar con atención perciben claramente el murmullo de sus aguas como se disuelve en una voz humana que cuenta bellísimas historias de este y de antiguos tiempos, por eso se le llama “RIO HABLADOR”.

Los Dos Amigos y La Sirena

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Se cuenta que hace mucho tiempo, en el puerto de Ilo, ubicado al sur del Perú en el departamento de Moquegua, vivía Alberto , un pescador.
Un día Alberto salio de faena al mar con su lancha, junto con su mejor amigo de nombre Pío.

Estando ya en altamar, Alberto sintió cansancio por las largas horas que navegaba. Al llegar la noche y preocupado porque no habían pescado nada, decidieron regresar al muelle Fiscal y desviando la proa, enrumbaron a sus casas. Pasada media hora, ambos amigos escucharon una melódica canción en medio de la noche y el brillo del mar que provenía de un conjunto de rocas.

Ellos pensaron que era el viento con el vaivén de las olas y no le dieron importancia al sonido.

Pino, remando más despacio, decidió ver que animal provocaba tan bello sonido y divisando a una sirena hermosa con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con una silueta de mujer inigualable, ella llevaba entre sus manos una varita que daba buena suerte.

Pío se puso a pensar en ese momento en los rumores de vertían otros pescadores de la suerte y la fortuna que traía la varita de la sirena.

Entonces decidió arrebatarle la varita a la sirena. Antes de hacer ello, la sirena se zambulló al mar. Pío dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a la lancha y remando como nunca antes lo había hecho, y se alejó de ese lugar. Alberto le preguntó el porqué de aquella acción tan peligrosa a su amigo y este le respondió y solo estaba ejercitando los músculos y así en medio de la conversación se dirigieron hacia el muelle.

Estando en el muelle Fiscal se bajaron los dos apresurados para tomar café en la casa de Pío.
Cerca de las dos de la mañana, Pío no podía dormir tranquilo por la acción que había realizado en el mar y mientras pensaba , nuevamente escuchó la melodía. Él se levanto asustado y miró por la ventana, era la sirena que lo llamaba entre las olas del mar y el oscuro ocaso.
Pío salió a pasear para borrar el miedo que llevaba dentro. Se encontró con Alberto y decidió contarle lo que venía ocurriendo todas las noches.
Alberto, le dijo que la última vez que fueron al mar, saltó de la lancha y vio que había cogido algo brillante ¿Qué era?-preguntó- no era nada –dijo Pío.
Sin haberle creído Alberto le respondió: “Esa es la varita de una sirena y mientras tú la tengas te traerá mala suerte; es mejor que la devuelvas antes que pase más tiempo, porque cuando la llegues a tocar, en el Mar te va a pasar algo muy malo”.
Después de la conversación, Pío regresó corriendo a su casa, cogió la varita y se fue a tirarla al mar en un lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala suerte pisó un pozo de agua. De inmediato, Pío se convirtió en una inmensa peña.
El poder de la varita hizo que desde ese día, ese lugar se convirtiera en una piscina natural de aguas quietas y cristalinas conocida actualmente como Puerto Inglés.

El Fraile

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Cuenta la tradición que en los tiempos muy lejanos los primeros frailes de la orden Franciscana llegaron a cumplir su misión evangelizadora al distrito de San Luis de Cañete, donde en épocas iniciales fue lugar de reubicación de la antigua “Villa de Santa María de Cañete”, logrando los religiosos acumular un cuantioso tesoro para la iglesia católica.

En el año 1978 se produjo un terremoto de considerables consecuencias que motivó el éxodo de sus habitantes fuera del antiguo pueblo castigado, mientras que los padres Franciscanos se mantuvieron en el lugar cuidando sus preciados tesoros. Pero ellos, muy temerosos de ser víctimas del saqueo por los piratas que en ese entonces frecuentaban las costas cañetanas, decidieron por medida de previsión, enviar diariamente a un fraile al vecino Puerto de Cerro Azul para observar, desde la parte alta de un cerro cercano al mar, la proximidad o llegada de algunas flotas de los piratas.

Un día de esos viajes, cuando un fraile se disponía a ocupar su puesto estratégico de observador, al dar un mal paso en el terreno se precipitó al abismo, pereciendo entre las aguas del mar.

Por este hecho, desde aquellos tiempos, dicho lugar se denomina “Punta el Fraile”.

Cuentan los antiguos pobladores que después de un tiempo apareció, en la punta del cerro centinela, un aspecto rocoso natural de forma de un águila que mira hacia el horizonte como si esperara que vinieran por el; los pescadores del Distrito manifiestan que desde la mar se observa en este aspecto rocoso a un perro, una mujer y una tortuga mirando el océano.

Otros refieren que desde tierra se nota un águila o que se asemeja a un cóndor, pero desde mar adentro se ve como si fuera un sacerdote con el brazo levantado que trata de hacer señas.

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